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Dije a la ciudad:
    “¡Ciertamente me temerás;
    aceptarás corrección!”
Entonces no sería destruida su morada,
    según todo lo que decreté contra ella.
A pesar de todo, se empeñaron
    en corromper todas sus obras.
Esperadme, por tanto,
    hasta el día en que me levante a buscar el botín
            —afirma el Señor—,
porque he decidido reunir a las naciones
    y juntar a los reinos
para derramar sobre ellos mi indignación,
    toda mi ardiente ira.
En el fuego de mi celo
    será toda la tierra consumida.

»Purificaré los labios de los pueblos
    para que todos invoquen el nombre del Señor
    y le sirvan de común acuerdo.

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